El Síndic muestra su preocupación porque no está garantizada la atención psiquiátrica necesaria que requiere el interno
El Síndic ha puesto el caso en conocimiento del TSJC y del Ministerio del Interior y ha trasladado la queja al Defensor del Pueblo para pedir que se investigue
El Síndic de Greuges ha recibido una queja en la que se le informa que el pasado 2 de agosto tuvo lugar el internamiento en el CIE de la Zona Franca de una persona que sufre problemas de salud mental. Según la información recibida, el interno seguía un tratamiento en un centro psiquiátrico y se le concedió una alta no definitiva con la recomendación de volver en una semana. Sin embargo, al cabo de dos días fue detenido por encontrarse en situación irregular. Según la información disponible, el 9 de agosto se presentó una queja ante el juez de control que alertaba de la situación de salud mental delicada del interno y dicho juez informó que había solicitado una evaluación psiquiátrica.
La queja recibida detalla también los intentos de suicidio del interno y de varias situaciones de crisis que le han comportado estar sujeto a contención mecánica. Además el interno refiere una posible situación de maltrato.
Frente a estos hechos y en la línea de las actuaciones anteriores, el Síndic ha puesto en conocimiento del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y del Ministerio del Interior esta queja y ha dado traslado de la misma al Defensor del Pueblo.
Este nuevo incidente permite visualizar la realidad de los CIE, de cuyo funcionamiento se denuncian constantemente no sólo irregularidades sino también situaciones en las que se vulneran los derechos humanos de las personas, como el derecho a la salud, y la opacidad con la que se trabaja en ellos. Por esta razón, una vez más se quiere insistir en la necesidad de exigir el cierre definitivo del CIE de la Zona Franca.
Este caso, además, merece una especial atención puesto que se ha ordenado el ingreso de una persona por su situación de irregularidad sin tener en cuenta las circunstancias personales y médicas del interno, y sin que en ningún caso se garantice la atención psiquiátrica necesaria.
Estas circunstancias han vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de reconsiderar la existencia de este tipo de centros y la urgencia de garantizar unos mecanismos ágiles y permanentes de supervisión desde la proximidad.