La cultura y sus expresiones son fundamentales para poder afrontar las situaciones de aislamiento de las personas en un momento de máxima vulnerabilidad
Declarada como bien esencial, los espacios culturales preveían el uso de medidas de seguridad -mascarilla obligatoria, distancia social o limitaciones de aforo- para garantizar eventos culturales seguros o, cuando menos, para minimizar el riesgo de contagio
A raíz de la emergencia sanitaria originada por la COVID-19, el pasado 25 de octubre se dictaba en Cataluña una resolución por la que se restringía la movilidad nocturna y se establecía que quedaban prohibidos todos los desplazamientos y la circulación por las vías públicas entre las 22.00 horas y las 06.00 horas. Se excluía de dicha prohibición, siempre que estuviera debidamente justificado, el retorno al domicilio desde las actividades culturales y espectáculos públicos, que no podían terminar más allá de las 22 horas.
Sin embargo, el 29 de octubre se emitía una nueva resolución que suspendía, para un período de 15 días, la apertura al público de determinadas actividades culturales, de las actividades recreativas y de espectáculos públicos que aún permanecían abiertos con las limitaciones de aforo y observancia de medidas de seguridad que ya habían sido impuestas. Concretamente, suspendía las actividades culturales de artes escénicas y musicales, tales como teatros, cines, auditorios o similares, tanto en recintos cerrados como al aire libre. Los archivos, museos, salas de exposiciones, galerías de arte y centros de creación y artes visuales podían permanecer abiertos, pero se limitaba el aforo al 33% del autorizado.
A juicio del Síndic, las medidas explicadas limitan el derecho de acceso a la cultura en una de sus manifestaciones, que es la de la participación en la vida cultural, que afecta tanto a los profesionales del sector como a la población de Cataluña.
Desde la declaración del estado de alarma, el sector cultural ha sufrido una importante caída económica ocasionada no sólo por las restricciones del acceso de las personas a la vida cultural, sino también por la falta de apoyo en cuanto al financiación de las actividades culturales en un momento en que han estado paralizadas durante meses con una reanudación muy limitada.
En esta línea, asociaciones que reúnen a personas que trabajan en el sector cultural denuncian el estado de abandono. Reivindican que la cultura es segura en el ámbito sanitario y también manifiestan que es imprescindible facilitar el acceso a la misma en un momento de máxima vulnerabilidad y fuerte aislamiento social, defendiendo que los espacios de expresión cultural son imprescindibles para garantizar el bienestar emocional de las personas. También recuerdan el enorme esfuerzo económico que hicieron para adaptarse a las obligaciones para garantizar su seguridad o para conciliar la actividad con el toque de queda.
Desde el inicio de la crisis sanitaria, las ayudas de la Administración han sido calificadas de insuficientes y se ha agudizado la destrucción de puestos de trabajo del sector. Se da la circunstancia de que el pasado mes de septiembre se declaraba la cultura como bien esencial, lo que hacía pensar que, de este modo, no habría que hacer un cierre de los espacios donde ya se aplicaban medidas de seguridad tales como el uso obligatorio de la mascarilla, la distancia social o las limitaciones de aforo, para garantizar eventos culturales seguros o, cuando menos, para minimizar el riesgo de contagio.
Los últimos días se han aprobado por decreto ley medidas extraordinarias de carácter social para paliar los efectos de la pandemia en el sector de la cultura, y se ha creado una ayuda extraordinaria con un presupuesto de 3.696.612,21 euros, que tiene como finalidad favorecer la sostenibilidad económica del sector cultural y paliar la situación de necesidad material y de vulnerabilidad de estas personas y sus unidades familiares en Cataluña.
Dada la declaración del Gobierno del pasado mes de septiembre de la cultura como bien esencial, el Síndic pide que se preserve el derecho de la ciudadanía de acceso a la cultura y que en cuanto la situación sanitaria lo permita, sin perjuicio de la adopción de las medidas de seguridad oportunas, se garantice la apertura de los espacios culturales.
También recomienda que la apertura al público se haga garantizando la fuga de celebraciones de espectáculos multitudinarios y de concentraciones que superen los aforos permitidos (40-50%), teniendo en cuenta las subvenciones acordadas hasta cubrir el 70% del aforo total.